Lesley Docksy, 11 de septiembre de 2011
Traducido para IraqSolidaridad por Paloma Valverde
“Golpéale hasta que crea que va a morir”. (Calígula, emperador romano)
¿Cuántas veces hay que prohibir una práctica hasta que la gente deje de realizarla haciendo creer que no sabía que no debía hacerse? Supongamos que intentan asesinar a una persona que ocupa un cargo de poder. ¿Habría algún tribunal dispuesto a aceptar la excusa de que él o ella no sabía que asesinar a alguien es ilegal? Esto es precisamente lo que ha ocurrido en el caso de las fuerzas armadas británicas con el uso de las técnicas de interrogatorio ilegales [tortura].
Las técnicas de colgamiento, las posturas imposibles, torturar mediante la utilización del ruido, y la privación de alimento, bebida y sueño están prohibidas por las convenciones de Ginebra (1949), por el Parlamento de Reino Unido (1972), por la Convención contra la tortura (1987) a la que se adhiere Reino Unido, y por la Ley de Derechos Humanos que se traspasa a la legislación nacional de Reino Unido (1998). Las pruebas de la investigación sobre Baha Mousa demostraron que en la década de 1980 y en 2002 las técnicas prohibidas seguían enseñándose a las tropas británicas. Los intentos por acabar con las prácticas de colgamiento dieron al traste gracias a los cargos “más altos de la cadena de mando” [1]. En abril de 2003, el teniente general Brims prohibió las técnicas de colgamiento, pero aún se utilizaron en julio y en septiembre de 2003, cuando murió Baha Mousa. El teniente general Sir John Reith volvió a prohibirlas en octubre de 2003 y en mayo de 2004 la orden de prohibición del uso de este tipo de tortura se hizo extensiva a los lugares en los que las fuerzas británicas operaban.
El informe de Sir William Gage sobre Baha Mousa, publicado el 8 de septiembre, afirma que “existe un desconocimiento generalizado sobre lo que está y no está permitido hacer a los prisioneros de guerra”. ¿Pero cómo es posible esto con todas las órdenes emitidas? ¿Hasta dónde llega la ignorancia? En este punto nos tenemos que preguntar si la ignorancia es genuina, intencionada o pretende ocultar hasta qué punto el personal sabía lo que estaba pasando con el entrenamiento en técnicas ilegales, una vez que las tropas se habían desplegado en Iraq. En realidad, no se trata solo de que se animara a utilizar esas técnicas, sino que se ordenara a las tropas que actuaran de esa forma. Pero nuevamente, cuando oficiales valientes, como el Coronel Nick Mercer, intentaron detener estas prácticas fueron desautorizados por ordenes emitidas desde Londres. ¿Quiénes fueron esas personas de Whitehall [2] que autorizaron los abusos y las torturas?
El informe de Gage señala que lamenta la falta de cualquier “doctrina adecuada del Ministerio de Defensa sobre interrogatorios”. La doctrina ciertamente no era ‘adecuada’ pero no por ello no era una doctrina, un adoctrina secreta que sólo se modificó públicamente en junio de 2010, cuando la coalición de gobierno publicó la nueva legislación [3] para los servicios de seguridad y las fuerzas armadas respecto al interrogatorio de prisioneros. En octubre de 2010, algunas de las técnicas de interrogatorio que aparecían en manuales de entrenamiento, muchos de ellos realizados después de abril de 2008, fueron dadas a conocer por The Guardian [4]. A pesar de que en los manuales se afirma que la tortura está prohibida, todas las sugerencias que aparecen –humillación, desnudos forzados, amenazas, vendar los ojos, impedir el sueño– están prohibidas por las convenciones de Ginebra. La recomendación actual no es perfecta pero es mejor que nada. Si será –o incluso ahora es– ignorada no lo sabremos hasta que alguien levante una piedra y aparezca la siguiente muerte escandalosa en los titulares de los periódicos.
¿Y cuándo alguien revelará los abusos cometidos en Afganistán? No hay que olvidar que las fuerzas británicas han estado activamente implicadas allí durante años y los manuales de entrenamiento que permiten abusar de los prisioneros no se derogaron hasta junio de 2010. Las fuerzas británicas han estado operando bajo el mismo régimen que han operado en Iraq; lo único que podría haber cambiado es una moratoria o alguna información que se ha hecho pública. Habrán emitido una o dos órdenes autorizando “duras técnicas de interrogatorios” y para los novatos la prohibición de “grabar con los móviles”.
Todos aquellos que han abusado físicamente (y lo siguen haciendo) de los prisioneros tienen que ser juzgados y castigados. Según los principios establecidos en Nuremberg, estas personas no pueden alegar que siguieron órdenes. La decisión de poner en práctica actos crueles e inhumanos es siempre una decisión personal, pero quienes dieron las órdenes son igualmente culpables, son tan culpables de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad, sino lo son más porque al crimen de abusos y de tortura hay que añadir un vergonzoso uso de su autoridad. No se les puede permitir que aleguen circunstancias especiales a pesar de que a veces parece como si todo lo relacionado con la ‘guerra contra el terrorismo’ fuera permitir hacer, a nuestros débiles e inmorales dirigentes, y en base a circunstancias especiales, todo lo que decidieran inventarse; tampoco se les puede consentir que aleguen ignorancia porque les pagamos para que estén completamente informados sobre lo que es legal y lo que no lo es, y el hecho de que esas oscuras personas no hayan recurrido al consejo legal [5] que está a su disposición y hayan luchado tanto para evitar que se publicaran los manuales de interrogatorios, demuestra muy claramente que sabían que lo que los interrogadores de los servicios de seguridad y de las fuerzas armadas les estaban ordenando era absoluta y definitivamente ilegal.
No obstante, la complicidad del gobierno y de Whitehall en la ejecución de torturas no sólo implica lo que ocurrió en Iraq (y Afganistán); implica la complicidad de nuestro país en el objeto final que es la tortura. Durante algún tiempo hemos sabido cómo Reino Unido ayudó a Estados unidos en sus vuelos secretos; que nuestro personal de seguridad estuvo presente en los interrogatorios de personas como Binyam Mohamed cuando fue torturado, hecho que ha quedado demostrado; nuestra complicidad en ayudar a Estados Unidos a cubrir el agujero negro legal que se llama Guantánamo.
En el programa ‘BBC Today’ el ex primer ministro Tony Blair [6], interrogado por un enojado John Humphys sobre los vuelos secretos de la CIA, se ha declarado completamente ‘ignorante’ respecto al asunto. “Pero usted era el primer ministro” –protestó Humphryes–, “Bueno, mire, un primer ministro no sabe todo lo que ocurre”, fue la alucinante defensa de Blair. Pero su trabajo era saber, en particular sobre todo lo que tuviera que ver con su implicación en la ‘guerra contra el terrorismo’, y fue responsable de dejar fuera del círculo donde se movía la información a muchos de sus ministros y, desde luego, fue el responsable de arrastrar a Reino Unido a la guerra, a una guerra en la que él quiere seguir luchando.
Además, como primer ministro ha sido completamente informado sobre los acuerdos de la OTAN, incluido el del 4 de octubre de 2011 [7], en el que se acuerda:
1.- Establecer pasillos aéreos para Estados Unidos ‘y otros aliados’ para sus vuelos militares relacionados con operaciones contra el terrorismo.
2.- Dar acceso a puertos y aeropuertos en territorio OTAN, incluso para repostar, a Estados Unidos y a otros aliados para lleva a cabo operaciones contra el terrorismo.
Ahora se ha conocido que Reino Unido tenía su propio programa secreto que incluía a Libia, algo que, según The Guardian, fuentes de Whitehall defendieron diciendo que estaban siguiendo “la política del gobierno autorizada por los ministerios”. Autorizada por los ministerios. No solo es. El caso del que The Guardian informó [7] (una familia que fue entregada desde Hong Kong a Libia), se produjo muy poco antes de que Blair hiciera su primera visita a Libia y abrazara al Coronel Gadaffi. Conveniente, ¿no?
Los portavoces del ejército han intentado minimizar la amplitud de los abusos; han echado el alto a unas pocas ‘manzanas podridas’, pero siguen negando que [el uso de la tortura] es algo endémico en la cultura de las fuerzas armadas. ¿Cómo pueden negarlo con las pruebas de los acosos y abusos generalizados que se producen durante el entrenamiento básico de los reclutas y el alegre entrenamiento de los soldados en técnicas de colgar prisioneros? Resulta bastante inverosímil de creer. Si tomamos en consideración el punto de vista oficial respecto al problema: negación, mentira y negativa a la publicación del contenido de los manuales de entrenamiento, se ha de concluir necesariamente que en algunas secciones de Whitehall es problema es realmente endémico.
Todos aquellos que fueron responsables directos de los abusos contra los prisioneros iraquíes tienen que ser juzgados y para ello podemos confiar en Phil Shiner y en su capacitado bufete para lograrlo. No obstante, todas las investigaciones que se han prometido llevar a cabo sobre la complicidad de Reino Unido en la tortura tienen que terminar en el juicio de todos aquellos en el anonimato, personas que no sólo permitieron sino que ordenaron las torturas. Y porque no quiero tener que volver a escribir este artículo dentro de cinco años, tenemos que insistir en que se juzgue al hombre que está por encima de esta repugnante pirámide de poder: Tony Blair.
Notas:
1.- El informe completo de la investigación sobre Baha Mousa está disponible en inglés en: http://www.bahamousainquiry.org/linkedfiles/baha_mousa/hearings/transcripts/2010-22-03day71fulldaywithwitnessstatements.pdf.
2.- Whitehall es una calle de Westminster en la que se ubican la mayoría de los ministerios británicos, es decir, el centro de poder y de gobierno en Reino Unido.
3.- Texto completo disponible en inglés en: http://download.cabinetoffice.gov.uk/intelligence/consolidated-guidance-iosp.pdf.
4.- Ian Cobain, “Humiliate, strip, threaten: UK military interrogarion manuals discovered”, The Guardian, 25 de octubre de 2010, disponible en ingles en: http://www.guardian.co.uk/uk/2010/oct/25/uk-military-interrogation-manuals.
5.- “Lord Goldsmith questions the MoD’s practices in Iraq”, BBC News UK, 27 de septiembre de 2010, disponible en inglés en: http://www.bbc.co.uk/news/uk-11399273.
6.- “Blair slams ‘defeatism’ over radical Islam”, BBC Today, 10 de septiembre de 2011, disponible en inglés es: http://news.bbc.co.uk/today/hi/today/newsid_9586000/9586433.stm.
7.- Ian Cobain, Mustafa Jalili y Mona Mahmood, “How MI6 deal sent family to Gaddafi’s jail”, The Guardian, 9 de septiembre de 2011.
Texto original en inglés en: http://www.uruknet.info?p=81336
Deja una respuesta